Ir al contenido principal

¿SIEMPRE TRIUNFA?

 

A pesar de todos sus problemas, pruebas y sufrimientos Job dice: “Pero Dios es sabio y poderoso; él hace planes, y los lleva a cabo. Lo que Dios destruye, nadie lo puede reconstruir; al que Dios encierra, nadie lo puede libertar... Su poder le da siempre la victoria. Sujetos a él están el engañado y el que engaña. (Job 12:13,14, 16 DHH). Con esta declaración, reconoce la sabiduría y la prudencia de Dios: no hay otra fuente de sabiduría infalible y perfecta como él, por esto, sus decisiones no son improvisadas ni fruto de arrebatos y no están sujetas a error. También reconoce su poder soberano: no hay otro más poderoso que él, ni siquiera Satanás; si hubiera otro ser con más poder, ese ser tendría que ser Dios, pero no lo hay, por eso, nuestro Dios es omnipotente (tiene todo el poder y sobre todos los aspectos posibles). Dios lo afirma una y otra vez: “Y no hay Dios fuera de mí. Fuera de mí no hay Dios victorioso y salvador” (Isaías 35;21) DHH).  Nadie puede oponerse a sus designios. Ir en contra de su voluntad es inútil, por eso nadie puede restaurar lo que Dios destruyó ni liberar a quien Dios no desea libertar. Además, nos enseña una clave de vida: “su poder le da siempre la victoria”.

La victoria de Dios es diferente a la del ser humano. Nosotros necesitamos una preparación previa; él ya la tiene, no se desgasta como nosotros en conseguirla ni tiene que entrenarse para no perder. Nuestra victoria siempre es parcial y restringida a un aspecto de la vida, no siempre definitiva; la victoria de Dios siempre es total y definitiva porque es perfecto. La nuestra se limita al tiempo y al espacio; la de Dios, es para siempre, como su eternidad y nadie puede volverla atrás. Este poderío tiene validez tanto para el bueno como para el malo, para el creyente y para el no creyente, incluye a todas las personas y sus circunstancias, a toda la naturaleza y a todo el universo. Nada está fuera de su control; pero, mucho está fuera del nuestro y por eso, algunas cuestiones nos resultan inexplicables. Pero nada escapa a su decisión soberana.

¿Qué ocurre cuándo tenemos un gran problema, una gran prueba o un gran sufrimiento? El texto remarca que “su poder le da siempre la victoria”. Sería inspirador tenerlo en cuenta cuando parece que el mal triunfa en nuestra vida: “su poder le da siempre la victoria”. O cuando volvemos a pecar a pesar de habernos arrepentido y pensamos que Dios ya no está con nosotros, tenemos que pensar que “su poder le da siempre la victoria” y si es su voluntad, nos librará o nos preparará para resistirlo. En esos momentos que todo parece en nuestra contra y que Satanás parece triunfar, podemos recordar que “su poder le da siempre la victoria”.  Esta enseñanza nos deja en claro que no hay nadie ni nada más fuerte que nuestro Dios. Su victoria es nuestra seguridad porque Dios siempre triunfa.

“Para ver el poder de Dios buscamos visiones celestiales y sucesos estremecedores, lo cual se comprueba con el hecho de que estemos decaídos. Sin embargo, nunca nos damos cuenta de que todo el tiempo Él está obrando en nuestros acontecimientos cotidianos y en las personas que nos rodean. Si solamente lo obedecemos y realizamos la tarea que ha puesto más cerca de nosotros, lo veremos a Él” (O. Chambers). ¿Confiarás en su victoria?

                                                                                                               Angel Magnífico

Entradas populares de este blog

¿POR QUÉ SUFRIMOS? - Respuestas para un mal cotidiano

  Enfrentarse al sufrimiento, es una experiencia desgraciadamente común y reiterada en el ser humano. Aunque por nuestra edad, situación o estilo de vida, todavía no hayamos experimentado una situación personalmente dolorosa, seguramente la hemos sentido al menos con respecto a otros: cuando se produce una guerra o un desastre natural, al enterarnos que un torpe accidente dejó incapacitada a una persona, al morir un ser querido o cuando un llanto desconsolado nos hace sentir impotentes. Todo tipo de sufrimiento parece, moral y racionalmente, incompatible con el concepto de un Dios amante y todopoderoso. Por esto, es importante encontrar una explicación en la propia Palabra de Dios que nos ayude a responder a este interrogante. ¿Por qué sufrimos? Porque a veces, cosechamos lo que sembramos. Leemos en Gálatas 6:7-9: “Todo lo que el hombre sembrare, eso también segará”. Este podría ser un primer criterio bíblico orientador, no el único; no absoluto y no siempre aplicable, pero sí,...