No importa el tipo de sufrimiento que nos toque sobrellevar. La promesa de Dios es venir siempre en nuestra ayuda. No es por nuestra situación, sino por su condición: nosotros somos pecadores y no merecemos sus bendiciones; pero Dios es amor y siempre está perdonándonos y rescatándonos, aún de nosotros mismos. Intentó hacerlo con el antiguo Israel, a pesar de sus constantes idas y vueltas en su relación con él: “Sin embargo, por el amor y la honra de mi nombre, contendré mi enojo y no te aniquilaré. Te he refinado, pero no como se refina la plata; más bien te he refinado en el horno del sufrimiento. Te rescataré por amor de mí; sí, por amor de mí mismo. No permitiré que se manche mi reputación, ni compartiré mi gloria con los ídolos” (Isaías 48:9-11 NTV). Dios se había revelado en numerosas ocasiones por Isaías. Les había advertido acerca de sus rebeliones y pecados recurrentes. Pero estaba dispuesto a diferir su ira, a contenerla para no destruirlos como hubieran merecido. S...
En la genealogía de Jesús (registro de sus antepasados) registrada por Mateo, aparecen gratas sorpresas. Solemos leerla solo mirando los nombres. Hoy en día ya no se usa recordar a nuestros ancestros para ver que nos ligaba a ellos y menos, preguntarnos lo qué hicieron, aunque muchas veces lo desconocemos. En esa lista hay nombres admirables como Abraham, David, Salomón y otros. Pero también hay otros que sobresalieron por su maldad como Manasés. También hay mujeres y que, además no eran judías: se menciona la cananea Rahab y la moabita Rut (contrariamente a la costumbre habitual de no mencionar a las mujeres en estas genealogías). Hay numerosas condiciones sociales y religiosas: patriarcas, reyes, judíos, gentiles, espías, soldados, etc. Esto demuestra que Dios no tiene los mismos prejuzgamientos que nosotros , que solo provocan sufrimientos en quienes estigmatizamos y en nosotros mismos. Dios ama a todo aquel que es capaz de entregarse sincera y completamente a Él; a to...